El Gobierno inauguró el nuevo edificio                    del Archivo General de la Nación.

Bernardo Gonçalves Borrega.  Corresponsal en Casa de Gobierno. 

La obra, que soluciona la falta de espacio físico para el archivo de la documentación histórica más importante del país, demandó una inversión cercana a los 580 millones de pesos.

El ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, aseguró, en el acto inaugural, que el nuevo edificio “está al nivel de los países desarrollados” para cuidar “lo que hasta hace pocos años se descuidaba y se destruía”.

El nuevo edificio fue construido donde funcionaba la cárcel de Caseros y será la tercera sede del Archivo General de la Nación abierta al público.

Se trata de una construcción moderna e inteligente, de 10 mil metros cuadrados y 29 depósitos que tiene tecnología de última generación, mayor iluminación y estanterías móviles para optimizar el espacio.

Está dividido en dos bloques de dos y seis pisos: uno reservado para depósitos y otro de acceso al público.

En total se invirtieron 578,7 millones de pesos, con financiamiento del Gobierno nacional y el Banco de Desarrollo de América Latina. 

 
Archivo General de la Nación

Ubicación: 15 de noviembre, Pasco, Rondeau y Pichincha. Parque Patricios.
Destino: Oficinas, áreas de archivo, auditorio y salas de exposiciones.
Superficie: 8000 m2 primera etapa
Arquitectos: Deschamps-Estremera-Gavernet
Desarrolladores: Ministerio del Interior

Descripción del proyecto:

Interpretamos el sitio como una pieza única constituida por el edificio patrimonial y el terreno de intervención, flotando entre dos masas verdes. Un segundo plano muestra una relación bien distinta entre las tres calles existentes y el predio: 15 de noviembre lo limita a mitad de su recorrido y en el inicio de un abra producida por la implantación del Garrahan; Pasco es “la calle que termina”, y Pichincha la verde continuidad que empieza en Juan de Garay, delimita el sector hasta Caseros, donde la trama vegetal se mezcla con edificios públicos “esparcidos” hasta llegar a Amancio Alcorta.

El programa plantea una fuerte y atípica caracterización: el 70% y hasta el 90% (máximo crecimiento) lo constituyen áreas de archivos cuyo potencial plástico y simbólico entendemos altamente enriquecedor para la estructuración y articulación del sitio. El impacto urbano que producirá el crecimiento, abre el camino a la definición de los bordes que clasificamos como “inalterables”: Calles Pichincha (el “paseo verde”) y Rondeau (edificio histórico).

Adoptamos el límite de altura permitida para alojar el archivo y talleres en planta baja de modo que en la hipótesis de máximo crecimiento el EDIFICIO OCUPE LA MENOR SUPERFICIE POSIBLE.                                El “PABELLON”, edificio de una planta, compacto, optimiza las relaciones del programa interno y con el entorno circundante, posibilitando usos diferenciados.
El resultado es un edificio que funciona en planta baja, resolviendo la totalidad de accesos de manera independiente y la relación con los bordes a nivel de vereda atendiendo a las voluntades antes expresadas.
Proponemos estrategias de crecimiento en “X” y en “Y”.                                                                                      El diseño estructural propuesto posibilita, desde las fundaciones, resolver aislada e independientemente cada etapa en relación a la anterior y posterior; Las variantes incluyen la posibilidad de obtener frentes ventilados e iluminados en caso de necesitar un aumento de la superficie para talleres.