10 de febrero de 2021
UN VECINO, PRESIDENTE. – ( Relato ) .

Por : ADOLFO " VASCO " ZABALZA .
A veces las pequeñas historias, reflejan la enorme belleza y humildad, que emana de la figura de tal o cual persona.
Este es el caso de un relato que me compartiera un amigo de la juventud, en mi ciudad de Pergamino, me refiero al Doctor Francisco Polola quien fuera Diplomático argentino de carrera y en su oportunidad, nombrado por la Cancillería argentina como primer secretario en la Embajada de nuestro país en Colombia. -
Francisco, había sido siempre un abanderado de la causa radical y lo fue más aún, cuando un hijo de Pergamino y de una familia netamente embanderada con aquella causa, es nombrado Presidente de nuestra nación, después de haber triunfado en las elecciones pertinentes a dicho cargo. Me estoy refiriendo a la figura de Don Arturo Illía, aquel médico que no solo tenía cara de hombre bueno sino que ¡LO ERA!, fue uno de aquellos políticos que supieron vivir con honestidad y así, llenó sus bolsillos con la humildad de su diario vivir y con el dolor de los desvalidos. – En una de mis tantas charlas de café, Francisco me cuenta que un amigo de él, que fuera agregado militar en Colombia, le cuenta allá por la década del ochenta, que cuando el Doctor Illía asume la Presidencia, él era Teniente del arma de Caballería y por tal, había sido designado jefe de la custodia de Granaderos en la Quinta de Olivos, residencia de los mandatarios de turno. - Este militar de nombre Máximo Groba que con el tiempo llegó al grado de General, también fue Jefe del Segundo Cuerpo de ejército, le contaba que cuando el Doctor Illía llega a la Quinta de Olivos, se cuadra ante el Presidente y le dice quién es, que cargo tiene y que será el jefe de la custodia de los Granaderos apostados en dicho lugar. - Cuenta que el Dr.Illía lo mira y con voz suave y paternal le dice “Descanse Teniente, mañana a la mañana lo voy a necesitar”. - Fue así que, al día siguiente, dicho Teniente se apersona al Dr. Illía y cuadrándose le dice: “Ordene señor Presidente” y recibe por respuesta algo que no hubiese imaginado nunca de alguien con la investidura de Presidente, ya que este le dice “Me tiene que acompañar a visitar los domicilios de los vecinos de este barrio” . “Y fue así que, acompañando al Presidente, vi como tocaba el timbre de las distintas casas presentándose y dándose a conocer amén de interesarse por los problemas de cada uno de ellos. – Muchas señoras salían a la puerta respondiendo el llamado con los ruleros puestos ya que no pensaban en semejante visita”. Esta anécdota refleja nada más y nada menos, la catadura moral de aquel coterráneo nuestro, que un día ocupara el sillón presidencial y que solo lo manchó, porque el vaso de su vida siempre rebalsaba de humildad. –
Adolfo vasco Zabalza .
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