El exembajador de Nicaragua en Alemania y Suiza durante la administración de Violeta Barrios de Chamorro, José Dávila, sostiene que no se vislumbra una mejoría a la crisis que atraviesa Nicaragua en los próximos años. «Ortega insistirá en su modelo político, en su estilo dictatorial y podría acentuar su modelo de estado represivo, ahora que se ha anclado más a Rusia y China, y todo el bloque mundial autoritario», valoró.                                                                                                                                              Tras la toma de posesión Ortega no ha mencionado nada sobre el «diálogo» que anunció para después de las elecciones de noviembre. Tampoco habló de los presos políticos, entre los que se encuentran siete exaspirantes presidenciales. Por el contrario, pretendió manipular y equiparar el juicio y la detención de personas que participaron en la incursión al Capitolio el 6 de enero de 2021, en Washington D.C. con la situación de los reos de conciencia que permanecen en las mazmorras de su régimen, quienes son sometidos a torturas y muchos se encuentran en estado de desnutrición debido a la poca y mala alimentación.

Algunos políticos calculan que Ortega podría emitir un decreto presidencial para liberar a algunos reos de conciencia. Pero Dávila no ve esa posibilidad por ahora.

“No creo que libere a los presos políticos como una señal de distender la grave tensión política del país. Para él, son monedas de cambio a las que podría liberar si logra, por ejemplo, que le quiten las sanciones internacionales, que no le aplique la ley [de sanciones] Renacer, que no le vayan a bloquear fondos económicos multilaterales. Pero el mismo Ortega ha llevado esto a una cerrada confrontación y se ha cerrado las puertas”, afirmó el experto.

“Ortega no ha mostrado intención de democratizar el país, cualquier apertura democrática que haga afectaría su cerrado sistema político, y se auto debilitaría”, precisó.

Daniel Ortega, envalentonado

El restablecimiento de relaciones diplomáticas de Nicaragua con China, el fortalecimiento de relaciones con Irán, las relaciones con Rusia, país que recientemente advirtió que no descarta la posibilidad de establecer infraestructura militar en Cuba y Venezuela en el contexto de las conversaciones que sostiene con Estados Unidos y la OTAN sobre Ucrania han envalentonado a Ortega.

El analista Carlos Fernando Carrillo Stern, dijo que Ortega se burla en las narices de la comunidad internacional que pide la liberación de los presos políticos y el retorno del país a la democracia.

Lo anterior quedo evidenciado con los invitados de Ortega al acto de “investidura”: dictadores, terroristas y prófugos de la justicia como Nicolás Maduro de Venezuela, el designado gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, el terrorista iraní Mohsen Rezai, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, señalado de vínculos con el narcotráfico, y los expresidentes Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, prófugos de la justicia salvadoreña por corrupción.

Mohsen Rezai, fue el invitado que más llamó la atención.                                                    Es vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán, está circulado por la Interpol por ser uno de los implicados en el atentado terrorista contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos y más de 300 heridos en 1994. Está implicado en el atentado terrorista de la embajada israelí en Argentina, ocurrido en 1992, en el que perecieron 22 personas y más de 200 heridos.

El iraní arribó a Nicaragua el 9 de enero y partió avanzada la noche del día 12. Se reunió con Ortega y su mujer Rosario Murillo. También y por separado, con el hijo del dictador, Laureano Ortega Murillo, el ministro de Economía y con el titular de la Empresa Nicaragüense de Minas (Eniminas), esta última encargada de la explotación del oro, que se ha convertido en el principal rubro de exportación en Nicaragua en los últimos tres años.

Eniminas fue sancionada por Estados Unidos el día de la toma de posesión de Ortega por oxigenar al régimen sandinista. Según el diario Tehran Times, el objetivo del encuentro del terrorista y funcionario del régimen iraní, es “fortalecer la cooperación” en la industria petrolera y energética con Nicaragua.

La publicación describió la visita de Razain a Nicaragua como «una fuerte bofetada en la cara de los Estados Unidos». 

Ortega “reta como matón de barrio la seguridad regional y exhibe su osada garrulería frente a la pasividad y lentitud de la OEA”, afirmó Carrillo Stern.

¿Es China la ‘salvación’ de Ortega?

Ortega intenta vender la “ilusión” que la situación del país va a mejorar con el apoyo de China e Irán, sin embargo, no anunció proyectos concretos de “ayuda”.

El exembajador Dávila cree que a “Nicaragua no le espera ninguna etapa de desarrollo de su economía, es una economía cuasi estatista, de sobrevivencia, con mucha pobreza y desempleo, sin perspectiva libre para los productores, sin inversiones productivas, y con posibilidades de quedar fuera de tratados de libre comercio por su comportamiento antidemocrático, que está fuera de orden, por lo que se ha ganado un repudio internacional”.

La periodista y analista política, Fidelina Suárez Moreno, dijo que Ortega inicia un mandato ilegítimo en medio de sanciones y repudio. «El dictador inicia su ilegítimo mandato bajo un rechazo mundial, recibiendo una tanda de sanciones en el propio día de su ascensión, odiado por la mayoría de los nicaragüenses y con una exigua base social, seguidores que se han ido decepcionando por la falta de esperanzas y futuro. Pero eso es algo que aún puede manejar. Lo que está fuera de su control, es como mantenerse aislado de la comunidad internacional y en un futuro, sin financiamiento. Los fondos del BCIE [Banco Centroamericano de Integración Económica] no van a durar por siempre y ahora Ortega se enfrenta con un enemigo dentro de esa institución: Taiwán, socio extra regional al que Ortega sacó del país de manera vergonzosa”.

Para la comunicadora, las últimas señales con China fueron claras. «Ortega y Murillo parecían ‘pollos comprados’ en su propio acto de firma de memorándum de entendimiento con China. Lucieron apagados y desconcertados. China no es Taiwán, que busca aliados. En su acto de toma de posesión, a Ortega le pasaron un folder que parecía de un chavalo de primaria y él trata de leer los inexistentes acuerdos con China. Así comienza el cuarto período [consecutivo] de quien aspira a ser el dictador con más años en el poder y heredarlo».

El hijo de Ortega y Murillo, Laureano, fue quien firmó «acuerdos» con China, mientras sus padres observaban detrás de los firmantes y de pie.