Hola ¿Cómo están?
 Pasamos la primera semana de la guerra. Ya hay más de 5.000 muertos (probablemente el doble) y miles de heridos. Un millón de personas abandonaron Ucrania y se encuentran refugiados en los países vecinos. Polonia está llevando la peor parte, aunque tiene mucha ayuda de la Unión Europea.                                                                                                                                                         
El plan A de los generales rusos era la toma del aeropuerto de Hostomel, en el norte de Kiev para desembarcar allí a las fuerzas especiales que entrarían a sangre y fuego a Kiev en un Blitzkrieg (ataque relámpago) que derrocaría al gobierno y lograría la capitulación en cuestión de horas. Con este propósito habían acumulado grupos de agentes que permanecieron como células dormidas entre la población ucraniana y que contaban con la ayuda de los separatistas pro-rusos del Donbás. El plan fracasó cuando los comandos no pudieron tomar el aeropuerto para que comenzaran a llegar los aviones Ilyushin IL-76 con al menos 100 soldados de la infantería cada uno. Las defensas ucranianas derribaron al primero que quiso aterrizar y el plan fue abortado.                                                                      
Fueron al plan B en el norte, desde Bielorrusia, y aceleraron la invasión por el sur, desde la península de Crimea. Lanzaron un convoy de miles de tanques, carros de asalto y camiones repletos de soldados desde la frontera bielorrusa, donde el dictador Lukashenko le permitió hacer lo que quisiera a su amigo Putin. La enorme caravana de 60 kilómetros de largo tuvo su efecto sicológico –tal vez el arma más letal de la parafernalia bélica rusa- y otro militar con un movimiento de pinza para cercar Kiev por el oeste y el sur de la ciudad.
Las fuerzas que salieron de Crimea fueron a tomar Kherson, la histórica ciudad que el príncipe Potemkin le dedicó a Catalina, la Grande. Fueron tres días de muy intensos combates. Capituló en la mañana del miércoles. Las fuerzas de las defensas se retiraron y lo único que quedó fue una resistencia pacífica de los lugareños que enfrentaron a los soldados rusos con banderitas celestes y amarillas en la mano. Los rusos siguieron avanzando y ahora están por tomar el puerto clave de Mariupol, sobre el Mar de Azov. Del otro lado, el premio mayor es Odessa, donde hasta ahora no pudieron entrar y donde enfrentan una férrea resistencia.                                                                                                                          Al este, a pocos kilómetros de la frontera rusa, Kharkiv sufrió unos de los bombardeos más feroces. El centro histórico está totalmente destrozado. Las tropas rusas dominan las periferias, pero aún no pudieron llegar al corazón de esta ciudad universitaria.
En tanto, Putin ya comienza a sentir el peso de las sanciones económicas. Miles de personas siguen saliendo todas las noches a manifestarse en las calles de las principales ciudades rusas en contra de la guerra. Quiere imponer el toque de queda para evitar más demostraciones del descontento mientras la policía reprime brutalmente. Pero lo que no puede detener ni ocultar es el malestar enorme que está produciendo en la población el hecho de que, por ejemplo, ya no pueden utilizar sus tarjetas ni para extraer dinero ni para pagar automáticamente, como lo venían haciendo hasta ahora, el transporte público. En las magníficamente decoradas estaciones del metro moscovita se escucharon gritos inéditos. “¡Muerte al dictador!...¡Fuera Putin!...¡Basta de matar a nuestros hermanos ucranianos!”. Pueden encontrar videos escondidos en las redes sociales si es que queda alguno. Los hackers del Kremlin son muy eficaces. 
Muchas gracias.
Hasta mañana.