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Cuando El American comenzó, estábamos seguros de que nos enfrentaríamos a ataques por parte de los activistas progresistas, los periodistas y las grandes empresas tecnológicas.
Fuimos el primer medio de comunicación bilingüe que trató de informar a los hispanos –por hispanos– con honestidad.
Y por honestidad no quiero decir que seamos plenamente imparciales, pero jamás le mentimos a nadie sobre nuestros valores y nuestras prioridades, a diferencia de los medios progresistas que se presentan como imparciales y monopolizadores de la verdad.
Nuestro objetivo siempre ha sido más humilde.
Y más honesto: defender, valorar y promover la libertad. Y un aspecto esencial de esa libertad que pretendemos promover es la libertad de información. Y, nos guste o no, eso incluye el acceso a los discursos y mítines de Donald Trump.
Quien me conoce sabe que no soy un fanático de Donald Trump. Una rápida búsqueda en mis artículos en El American y en mis redes sociales lo demostrará. Pero no me tiene que gustar para entender por qué tantos lo apoyan y creen que es un mártir político.
O para entender que está siendo censurado.
Después de todo, las élites progresistas han sido bastante honestas en su descarada campaña para no permitir que Donald Trump vuelva a ser presidente. Lo decidieron antes de las elecciones de 2020 y se han empeñado en lograr ese objetivo.
Parte de ese objetivo incluye la desaparición de Donald Trump de los principales medios de comunicación y de las redes sociales.
Nosotros cometimos el pecado mortal de transmitir algunos de sus mítines… oops.
YouTube nos dio un strike por hacerlo y nos prohibió publicar en nuestro canal durante una semana.
Pero no vamos a pedir perdón por ser fieles a nuestros valores. En El American creemos firmemente que Donald Trump y sus partidarios merecen una voz en el mercado de las ideas, tanto como lo merecen Joe Biden, AOC, Liz Cheney o quién se le venga a la cabeza.
Una cosa que me hizo enamorarme rápidamente de El American cuando me presentaron el proyecto, fue la diversidad de puntos de vista dentro del medio. No fuimos creados para ser pro-MAGA o anti-MAGA, sino para promover ideas de libertad y llevar información honesta a los hispanos en los Estados Unidos y en todo el continente. Y eso significa que muchos de nosotros sentimos cosas muy diferentes sobre Donald Trump.
Pero si algo compartimos es que esos intentos descarados de silenciar a los medios por tener el valor de hacer su trabajo no tienen cabida en Estados Unidos ni en ningún lugar de Occidente.
Y no vamos a parar. Cueste lo que cueste.
Edgar Beltrán
Deputy Editor
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