EL DESAFIO ARGENTINO...  Superar la década K .                                                            Por : Mario Corvalan.

En 200 años de historia argentina tuvimos varios gobiernos corruptos, pero el último, el de la década infame, superó ampliamente la inmoralidad, la corrupción y la mentira.                             Nunca había sucedido que el pueblo, harto de mentiras, harto de promesas incumplidas, harto de un endeudamiento externo que fue destruyendo nuestra economía hasta el punto de no querer o no poder dar satisfacción a las necesidades alimenticias de millones de argentinos, hartos de ver morir a nuestros compatriotas de hambre, de desnutrición, de enfermedades curables por falta de medicamentos, hartos de ver como los miembros del gobierno nacional se enriquecían exageradamente mediante el saqueo del Estado nacional, en una palabra, hartos de presenciar un genocidio económico, sin que ningún funcionario se preocupara de dar alguna solución, ese pueblo harto de tanta incapacidad, de tanta soberbia, harto de tanta entrega y harto de muchas otras cosas más, dijo basta, desalojó del poder a ese gobierno corrupto del kirschnerismo y eligió un nuevo gobierno, con la esperanza y la ilusión de que no caiga en la inmoralidad y la corrupción, y que gobierne a favor del pueblo más desposeído.
Desde el 10 de diciembre, la Argentina y los argentinos ya no somos los mismos, ahora tenemos por delante el gran desafío de recuperar la patria tan indignamente saqueada y de crear una segunda república, este desafío debemos asumir todos los argentinos, porque como decía un gran ex presidente a nuestra Patria la salvamos entre todos o no la salva nadie.
Ante la gravedad de la situación de nuestro país, me hago eco de las palabras de los obispos de la Iglesia Católica que nos aconsejan respetar las instancias políticas, queremos reiterar nuestra voluntad de servir a la recuperación de los valores morales e intelectuales y a un sincero diálogo entre los argentinos.
Esta dramática crisis es ante todo moral.                                                                                                     Ello exige un cambio de mentalidad y grandeza de espíritu.                                                                       Para recuperar la dignidad y la esperanza de nuestro pueblo, ya no alcanzan las palabras, ahora solo valen los hechos.
Para recuperar esta crisis moral, intelectual y socioeconómica, es necesario no mentirle a la gente o al pueblo con promesas que no se habrá de cumplir y obrar con absoluta honestidad, para que el robo y la coima desaparezcan del escenario de la vida política y económica.                                        La clase dirigente, hoy en día terriblemente desprestigiada debe dar ejemplo de compartir los sacrificios del pueblo, renunciando los privilegios que la ofenden y la empobrecen.                             Hay que comprender que el ejercicio de la política debe ser un noble, austero y generoso servicio a la comunidad y no un lugar de enriquecimiento ilícito personal o sectorial, y también que el poder económico no puede destruir con voracidad insaciable la salud y el nivel de vida de nuestros hermanos.
En esta crisis sufren más los que menos tienen: los pobres y desprotegidos, como son los desocupados, los jubilados, los pequeños empresarios y productores, como también los empleados de menores recursos e ingresos.                                                                                                                     Es muy urgente recuperar las fuentes de trabajo y proponer políticas que alienten la producción y la equidad en la distribución de la riqueza, que permitan superar la injusta deuda social que pesa sobre nuestro pueblo y pone en peligro la gobernabilidad y la paz de nuestra Patria. Pienso que ha empezado una nueva era para todos los argentinos de bien, el gran desafío generacional que nos convoca actualmente es dejar atrás a la vieja y tan cuestionada Argentina y empecemos a construir con todas nuestras fuerzas e ideales la nueva Argentina, la que soñaron nuestros padres, esa Argentina de otras épocas, la pujante, la que fue la esperanza de millones de seres humanos de cualquier otra parte del mundo, la Argentina generosa que se brindó a la Humanidad toda y que cobijó generosamente a todo aquel que soñaba con una nueva vida, de prosperidad y felicidad, esa es la Argentina con que soñamos millones de argentinos, para que nuestros hijos no tengan que emigrar como lo hicieron nuestros abuelos, asegurarle a las jóvenes generaciones un futuro de prosperidad y felicidad, este es el desafío que debemos cumplir entre todos las mujeres y hombres argentinos.
El pueblo argentino exige un castigo drástico, juzgándolos y llevándolos a la cárcel a todos aquellos políticos y no políticos, que defraudaron al pueblo mediante el accionar corrupto e inmoral.
ARGENTINOS HAGAMOS JUSTICIA, SIN JUSTICIA PELIGRA LA PATRIA

Mario Corvalan.