ROMANCE DEL 6 DE JULIO 
Eduardo Ibáñez Padilla

"Córdoba la del encanto",
la perla del Tucumán;
Córdoba de Don Jerónimo
fundador de la ciudad.
Córdoba con su Cabildo
en la Plaza Principal,
y el arroyo La Cañada
que hubo, luego, que encauzar.
"Córdoba de las campanas",
su imponente Catedral
convertida en Monumento
Histórico Nacional,
rodeada por otros hitos
que dio marco singular:
"una iglesia en cada cuadra"
y el Colegio Monserrat.
Córdoba de los Jesuitas
y su Manzana especial
que ha sido reconocida
patrimonio cultural, 
(por las Naciones Unidas)
de toda la Humanidad.
Córdoba La Docta, puesto
que fue la Universidad
quien forjó, en contados años,
una casta doctoral.
Córdoba de Sobremonte
cuya gestión sin igual
modernizó la estructura
del plano fundacional.
Córdoba del Padre Funes,
quién con gran tenacidad
intentó que las provincias
conservaran su igualdad.
Córdoba de J. Bustos
y su desvelo ejemplar
de redactar una Carta
Magna, constitucional.
Córdoba la de una "espada
sin cabeza" muy sagaz,
siempre desafortunada
de José María Paz.
Córdoba cuyos registros
históricos y demás,
escudriñaron por años
con desvelo pertinaz:
Monseñor Pablo Cabrera,
Enrique Martínez Paz,
Don Carlos Luque Colombres 
y Bustos Argañarás,
"Don Prudencio", en nuestro trato
de cariño y amistad.
Córdoba de mis ancestros,
que aunque hayan pasado mas
de cien años, los recuerdo 
con amor reverencial.
Victorino, Justiniano,
Tata Faustino, además
Tránsito Cáceres muerta
en olor de santidad.
Mi abuelo Santiago Allende
Posse, ingeniero cabal
que presidió “Los Principios”
y co-fundó “Corcemar”.
Córdoba de mis hermanos,
de mis padres y de la
compañera de mi vida
y amor incondicional,
con quien creamos un hijo
para la posteridad
de ésta Córdoba fantástica,
a quien he de homenajear.