ULTIMA HORA.
Por : ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO.
Muchas gracias, Rodolfo.
Como resulta obvio, cierro mis notas semanales alrededor de las 1900 hs. de los viernes, aunque lleven fecha de los sábados.
Eso explica por qué esta columna no pudo reflejar lo sucedido más tarde, cuando Unión por la Patria parió, con fórceps, una fórmula presidencial que nadie esperaba y que, con su nacimiento, arrastró al baúl de la historia las pre-candidaturas de Eduardo Wado de Pedro y Daniel Pichichi Scioli.
No parece haber sido ésta una decisión de Cristina Fernández, ya que ninguno de los integrantes del binomio finalista pertenece a La Cámpora ni al Instituto Patria, las dos patas sobre las cuales el kirchnerismo apoya su menguante poder.
Es de público y notorio conocimiento que ella no confía en el Ministro de Economía, pese a que su propia suerte depende de que éste consiga evitar una explosión económica antes de las elecciones, y en la certeza de que le resultará imposible transformarlo en un títere de sus deseos.
Esa desconfianza se justifica, claramente, por los tan volubles antecedentes del candidato, que la llevó a la derrota en el pasado mientras juraba y firmaba que barrería a los ñoquis camporistas y llevaría a la cárcel a los corruptos.
En su cabeza, ¿negará integrar esta última categoría?
Sergio Massa/Agustín Rossi también terminaron con la barajada posibilidad de hacer competir, a nivel nacional, a Axel Kiciloff, que quedó a cargo, como pretendía él mismo, de conducir la tentativa de reelección en la Provincia de Buenos Aires, en pos de convertirla en el bunker peronista para la resistencia violenta a la próxima administración nacional que hoy, recalco “hoy”, parece que corresponderá a Juntos por el Cambio.
Mientras tanto, el establisment, que tantos “expertos en operar en mercados regulados” contiene, festeja la decisión peronista porque, como siempre, buscará conservar los nefastos privilegios –cazar en el zoológico y pescar en la bañadera- que tanta pobreza ocasionan a la sociedad en su conjunto.
La esperanza empresarial se basa en los fuertes contactos y amistades que tiene el Aceitoso con personajes de la calaña de José Luis Manzano, Daniel Vila, Cristóbal López, Fabián de Souza y tantos otros próceres de la “patria contratista”.
Quedan enormes interrogantes pendientes: el mismo que trajo hasta aquí la catástrofe económico-social que se abate sobre nosotros,
¿podrá ofrecer un mejor mañana al electorado?;
si así fuera, ¿por qué no aplica su receta ahora mismo?;
¿hasta cuándo permanecerá en el timón del palacio de Hacienda?; ¿quién se sentará, si se va, en esa silla eléctrica?;
y la más importante,
¿qué impacto tendrá su postulación en el staff del FMI, al cual apura para que le suministre fondos frescos?
De todas maneras, todo el peronismo, desesperado por la alta probabilidad de tener que atravesar el desierto, se ha encolumnado detrás de la nueva fórmula; la apoyan tanto los gobernadores feudales y los barones del Conurbano cuanto los gordos de la CGT y algunas organizaciones sociales.
No debería dejar de sorprender que, quienes fingen ser los representantes de los más damnificados por la inflación rampante, hoy apoyen sin cortapisas al responsable de ella.
Pero, si observamos en detalle el estruendoso silencio con el que permitieron y acompañaron, sin realizar protesta alguna, el deterioro del salario docente (¡teléfono para Roberto Baradel!), la dramática pérdida de poder adquisitivo de las remuneraciones de los trabajadores registrados, la represión a los qom y tantas otras salvajadas (asesinatos incluidos) que ha perpetrado el kirchnerismo en las últimas dos décadas, nada debería sorprendernos.
El domingo a la noche sabremos, finalmente, que pasó en las cruciales elecciones de Córdoba y confirmaremos, o no, cuánto poder residual conserva el peronismo, aún cuando Juan Schiaretti, que lleva como candidato a Gobernador a Martín LLaryora, no pueda compararse a sus dictatoriales colegas del interior.
Hasta la próxima nota.
Un abrazo.