Al encontrarse con la ciudad por primera vez, es difícil no sentirse abrumado por las cuestiones de la historia. Una vez dentro de la Ciudad Vieja, los visitantes verán a innumerables peregrinos alegrándose, llorando, bendiciendo a sus hijos y experimentando su propia forma de epifanía religiosa. Para ellos, la autenticidad de los lugares es inquebrantable, y las respuestas que buscan están simplemente en su fe.

Fuentes: National Geographic, Ynet