GOBERNAR PARA LA TRIBUNA .

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Por :  OSCAR MARTINEZ .                           

El viejo truco de gobernar para la tribuna

Buenas tardes, Rodolfo Atilio.

El 12,4% deíndice de inflación de agosto, que llega al 80,2% en el año y 124,4% en términos interanuales, puede tapar el efecto político de la rebaja de Ganancias para los empleados en relación de dependencia. Por eso mismo, hay nuevas «medidas parches» que difícilmente resuelvan la situación, pero que le darán al candidato-ministro nuevas tribunas para repartir algunos beneficios.

El lunes, el anuncio impactó en poco más de 800.000 empleados, ya que aquellos que ganaban menos de $700.000 ya estaban eximidos. El candidato-ministro se anotó un gol para el partido del 22/10, aunque sea poco significativo.

La oposición, por su parte, salió a criticar la medida.

Y eso sí que sonó medio pianta-votos.

Pero bueno, así estamos.

Nuestros lectores pueden encontrar en Clarín toda la información sobre la inflación del mes pasado y lo que se espera para este y para los próximos meses, con o sin congelamiento de precios, tarifas, etc. Por su parte, desde la tribuna, la que sea, el ministro-candidato mantiene firme su campaña. Todos tendrán algo del gobierno.                                                    Todos es todes.

Ganancias, ¿para quién?

El anuncio de Ganancias tuvo algo casi surrealista.

La crónica de Clarín fue impecable: «No me vayan a comprar dólares». Fue el pedido que realizó el ministro-candidato Sergio Massa para los pesos adicionales que tendrán los trabajadores que no pagarán más Ganancias.

E insistió: «Compren un autito o un bien producido en Argentina».

Podría ser frutas, verduras, carne, harina, arroz, medicamentos, pagar las expensas o ponerse al día con la tarjeta de crédito, por caso. 

El «autito» más barato cuesta no menos de 6,5 millones de pesos.

Y no se fabrica aquí. ¿Sainete o tomadura de pelo? Aunque el «blue» subió unos pesos.

No se trata de convertirse en el tábano sobre el noble bruto, pero se recordó muy poco que el récord de trabajadores alcanzados por ganancias se consiguió durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner por el simple argumento de no incrementar el mínimo no imponible.            Maestros, enfermeros y jubilados pagaban Ganancias gracias a Cristina Kirchner y Axel Kicillof, sobre todo.

Y si los jubilados siguen pagando ganancias, a pesar del fallo de la Corte Suprema que los exime, se debe a la implacable acción de la ANSeS, a cargo de Fernanda Raverta, militante de La Cámpora

El organismo apela todos los fallos de la Justicia a favor de los jubilados, excepto el de Cristina Kirchner.                                      No es mala onda, es información que se puede corroborar.

También, hay grietas que unen. Vale recordar la promesa de Mauricio Macri de derogar Ganancias para trabajadores que, finalmente, el desmanejo económico de su administración se llevó.

A partir del 1 de octubre sólo pagarán Ganancias los trabajadores que ganen más de 1,7 millones de pesos al mes.

Una fortuna para la enorme mayoría de la población.

A partir de ahora sólo pagarán el impuesto el 0,8% de los asalariados del país. Los que están en blanco, claro. (¿Para cuándo el cruce de los propietarios de 4×4 con el pago de impuestos?) Sigamos. En números de estos días son unos US$2.500 al valor del blue o libre. O sea que el 99,02% de los empleados argentinos cobra menos de ese monto.

Otra vuelta de morsa.

Otras realidades que importan

Lo relevante en todo caso, es el misérrimo nivel de ingresos de los trabajadores argentinos.

Que deben hacer horas extras para ganar algunos pesos más. Aunque eso implique trabar la supuesta propuesta «progre» del gobierno para reducir el horario laboral. El desconocimiento de los funcionarios es digno de algún diploma. Según la Organización Internacional del Trabajo (OITla carga horaria en la Argentina no llega a las 35 horas semanales. 

Y la ministra de Trabajo, Raquel Cecilia Kismer de Olmos, «Kelly Olmos» para los amigos, apoya reducirla de 48 a 40 horas semanales.                    Proeza para un gobierno que no tiene hilos para mover ninguna marioneta.

También hay temas realmente importantes. La condena por la expropiación de YPF, por caso

La caída en el nivel de actividad. La pérdida de poder adquisitivo de la población. La sequía fatal de dólares. La suba monumental de las tasas. Tarifas y subsidios en el sube y baja. Jubilaciones y planes sociales escuálidos y miserables. La pesadilla sin fin de los alquileres. El Banco Central en bancarrota (volveremos sobre el tema porque es grave). El temor por el «descongelamiento» de los precios de bienes y servicios de principios de noviembre (o diciembre, según lo que digan las elecciones). Cumplir o no el acuerdo con el FMI y lo que eso podría significar (la revisión es en noviembre, queda algún respiro), ya que el programa «medidas para todes» tiene un severo costo fiscal. Por citar algunos concretos.

Y otro que es institucional y que refleja el estado general de la legalidad en el país: el Proyecto de Presupuesto 2024.

La Ley de Leyes. Debería estar por llegar al Congreso el viernes. Son miles de páginas y confeccionarlo es una especie de trabajo laberíntico, parches de voluntarismo y algo de «vamos viendo». Pero de esto no vamos a hablar. Es como pegarnos un golpe contra la pared de la mediocre realidad que nos embarga.

Sin embargo, ninguno de nuestros dramas se resolvería dejando de lado el peso en favor de otras monedas, sobre todo el dólar. Por eso vamos a terminar con un texto episodio del Canal Volver.

Apoyo canyengue al peso.

«Los morlacos del otario los tiras a la marchanta, como juega el gato maula con el mísero ratón», proclama «Mano a mano» en la voz, entre otros, de Carlos Gardel (los más jóvenes pueden googlear). Terminamos el Bolsillo de la semana con una apología canyengue (más para googlear) del peso. Moneda nacional. En medio de proclamas por la dolarización o el bimonetarismo, este podría ser una especie de canto del cisne al peso, la moneda nacional. Es como la bandera (¿recuerdan el sol en la moneda de 1 peso?).

Símbolo de unidad nacional (sin exagerar, lean la nota sobre el peso en el «Arcón de la Historia Argentina» y pueden llegar a emocionarse). Pero también existe el «Peso» en Chile, Uruguay, Colombia, México, Cuba y República Dominicana. A ninguno de estos países, todos diferentes y en muchos casos que atravesaron crisis importantes, se le ocurrió dejar de lado su moneda.

El peso, el nuestro, fue inmortalizado en tangos como «Bronce», «Gorriones», «Matufias», «Acquaforte», «Al mundo le falta un tornillo», «Cambalache» y tantos otros.

Sin olvidar el muy actual «Qué vacache»:

Pero no ves gilito embanderado

Que la razón la tiene el de más guita

que la honradez la vende al contado

y a la moral la dan por moneditas…

Que no hay ninguna verdad que se resista

frente a dos pesos moneda nacional…

Plata. mucha plata, yo quiero vivir.

Una especie de grito libertario, reaccionario y antiideológico de la época, entre otras letras inmortales del otro lado de la grieta.

Hubo «pesos» y un «austral» que se derritió en la inflación. Peso Moneda Nacional, Peso Ley 18.188, Peso Argentino, Argentino y Convertible. Llegamos a tener billetes de $1.000.000. Como una especie de liposucción monetaria le sacaron ceros. Trece ceros.                  Tenga presente que un billón son 12 ceros. Si esto no es un fracaso como sociedad, es complicado encontrar otro ejemplo.

Como un reclamo naïf y cuando todos hablan de otra cosa, vaya este homenaje sincero al peso, morlaco, rupia, sope, vento, guita, biyuya, toven, gamba, mango, canario, luca, palo, cocinero, fragata y tantos sinónimos de nuestro golpeado, vilipendiado y despreciado símbolo monetario local.

Nos reencontramos el próximo miércoles.