LA NACION.
El presidente de la Nación y el ministro de Economía dieron su visión de la situación económica, anunciaron las primeras medidas y plantearon un panorama muy duró para 2024.
Por : JUAN CARLOS DE PABLO .
LA NACION.
El domingo pasado Javier Gerardo Milei habló como presidente de la Nación, no como ministro de Economía, secretario de Hacienda o director del presupuesto nacional.
Planteó su visión del pasado, el presente y el futuro de la Argentina.
Desde el punto de vista político, en el plano fiscal la pregunta es la siguiente:
¿cuánto de este ajuste lo paga “la política” y cuánto la gente?
En el plano cambiario, se duplicó el tipo de cambio oficial y se eliminó el SIRA.
Supongo que si hoy alguien quiere importar lo que sea y está dispuesto a pagar $800 por dólar, el BCRA le dirá “venga dentro de un ratito”.
Porque en la situación actual, esto va de las exportaciones a las importaciones.
¿Crawling peg de 2%, con tasa de inflación oficialmente anunciada de 20% o 40% mensual?
¿Qué “mirarán” las tasas de interés; el aumento del tipo de cambio oficial o la tasa de inflación?
Todo esto es muy dinámico, aun para estándares argentinos.
Si el ajuste fiscal es severo y el aumento de la oferta monetaria muy restringido, plantear tasas de inflación como las que dice el Gobierno genera recesión, porque les da pie a los exorbitantes cambios de las listas de precios.
El traspaso del cambio en los precios relativos y el aumento del tipo de cambio oficial a los precios internos depende de si hay un cambio de régimen económico o no.
Última, pero no menos importante. Sangre, sudor y lágrimas no es un programa de gobierno, es una porción.
Milei y Caputo tienen que entusiasmar a los integrantes del sector privado que pueden gastar, para que lo hagan.
Desde este punto de vista, exagerar lo que puede ocurrir a corto plazo tiene sus riesgos.
¿Qué tal inaugurar el siguiente eslogan:
“A GASTAR CARAJO?”
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