Muchas gracias, Rodolfo.
Debo confesar que me llama poderosísimamente la atención la actitud de algunos de mis amigos que, ante una opción tan terminal como la que tendremos que enfrentar el 19 en el ballotage, aún exhiben sin pudor una injustificable neutralidad.
Puedo comprender que a muchos de quienes votamos por Juntos por el Cambio y, consecuentemente, por Patricia Bullrich, no nos guste demasiado el candidato de La Libertad Avanza, pero eso no implica poner en riesgo a la República y a la democracia frente a los ataques que, sin duda, continuarán recibiendo si triunfara el Aceitoso dentro de dos semanas.
El más claro de esos repugnantes avances lo estamos viendo en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados donde, apoyado por Sergio Massa, continúan las tentativas destituyentes a los ministros de la Corte Suprema de Justicia, motivadas exclusivamente por la resistencia de Cristina Fernández a perder la impunidad que han revestido, al menos hasta ahora, todos sus actos de corrupción, incluido el nefasto memorándum con Irán; en ese acto, una vez más, el kirchnerismo privilegió la ideología y su marcada afición por los regímenes totalitarios del mundo por sobre las vidas de tantos argentinos asesinados por los terroristas ayatollahs en la Embajada de Israel y la AMIA, incurriendo en una clara traición a la Patria.
Hemos vivido ya veinte años (con la breve impasse de Mauricio Macri) bajo una demasiado pesada carga como para no saber qué sucederá si repitiéramos la experiencia ahora con la nueva dupla que, como digo, será además muchísimo peor que la que conformaron los pingüinos.
A la luz de lo que hemos aprendido durante el gobierno de Alberto Fernández, tampoco será admisible que, más tarde, esos hoy indecisos manifiesten haber sido engañados por esta nueva versión de un candidato contemporizador y racional, puesto que los antecedentes morales de quien representa a Unión por Todos son suficientemente conocidos y acreditan su falta de límites morales.
Basta con observar cuánto, y con qué clara desvergüenza, viola el Ministro/candidato todas las leyes que prohíben actos y anuncios electoralistas a escasos días de tan crucial competencia.
A contramano de lo que está sucediendo en algunos países de Sudamérica, retrocederíamos hacia el oscurantismo y la tiranía, perderíamos la libertad de expresión y todas las instituciones de la Constitución seguirán degradándose, tanto como la situación socio-económica general, ya que un sistema así exige que la población se pauperice y, cada vez más, dependa de las dádivas estatales.
Por eso, tenemos todos la obligación de elegir qué futuro estamos dispuestos a dejar a nuestros descendientes: uno que, con todos los condimentos desconocidos que puede contener la fórmula libertaria (que, de todos modos, estará condicionada por la escasez de legisladores y gobernadores propios), pero que no pretende avanzar sobre nuestras libertades; u otra que, tal como hoy sucede, expulsa a los argentinos mejor preparados, capaces de encontrar un lugar en el extranjero, mientras los va reemplazando sigilosamente por los más pobres y desahuciados de los Estados vecinos, a los cuales otorga documentos argentinos sin control alguno y a los que radica en los lugares y territorios en los cuales necesita más votos cautivos, como se ve en La Plata, Quilmes, La Matanza, Lomas de Zamora, etc..
Un fuerte abrazo.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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