Por : JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS .
Políticos y expertos debaten en Madrid sobre la inquietante deriva dictatorial de Latinoamérica. El pasado mes de febrero fue descubierto en Arauquita, provincia de Arauca, Venezuela, el centro ilegal de procesamiento de hidrocarburos que abastece a la organización terrorista colombiana Ejército de Liberación Nacional. Oficialmente, era una simple refinería. Es una de las preocupantes informaciones ofrecidas hoy por el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma Díaz en el transcurso del foro El eje de las oligarquías autocráticas latinoamericanas, celebrado hoy en Madrid bajo los auspicios de la asociación Cuba Siglo 21. Otra de las intervinientes, la exministra de Interior de Ecuador María Paula Romo, designó a la misma provincia venezolana como el destino final de una trata de personas para reclutamiento forzoso orquestada por la «Juventud Guevarista» de Ecuador. Quien fuera titular de la cartera de Interior durante el segundo mandato del presidente Lenin Moreno precisó que los responsables de esta operación ya han sido condenados a penas de cárcel. De los datos ofrecidos por Ledezma y Romo se desprende claramente que las redes delictivas conectadas con gobiernos «revolucionarios» o «bolivarianos» se consolidan paulatinamente. Una constatación que llevó al exministro peruano Daniel Córdova al afirmar sin tapujos que el Foro de Sao Paulo, placa giratoria de la izquierda latinoamericana, es una «organización criminal financiada por el narcotráfico», cuyo cometido es captar personas y recursos «al servicio de Estados mafiosos». Con todo, Córdova, que en la actualidad colabora con el expresidente del Gobierno José María Aznar en el Instituto Atlántico de Gobierno, se alegró de la sólida reacción de las instituciones peruanas, sin obviar el papel jugado por la sociedad civil del país andino, a la hora de frustrar la intentona de golpe de Estado, más bien autogolpe, perpetrada el pasado mes de diciembre por el entonces mandatario Pedro Castillo, que fue inmediatamente destituido y detenido.
Tal vez Perú quiera y pueda unirse en fechas próximas al reducido grupo de países latinoamericanos que gozan de estabilidad política y económica dentro de un marco democrático. En opinión de Ledezma, son, de momento, solo tres: Costa Rica, Uruguay y Paraguay. Quien no se va a sumar al grupo a corto o medio plazo es Nicaragua.
Lo dejó claro el intelectual, antiguo aliado de Daniel Ortega y hoy notorio opositor, Sergio Ramírez. Mediante videoconferencia, señaló que la excepcional posición geográfica de Nicaragua permite a Ortega ofrecer a China un punto de anclaje económico y militar, que calificó de «ideal» para consolidarse en Centroamérica primero, y más adelante en el resto del continente.
Un continente que sigue disponiendo de inmensos recursos energéticos. Los dirigentes populistas de izquierdas o bien los usan para extender sus redes de corrupción, o bien los desprecian. Es el caso en Colombia de Gustavo Petro que, según Ledezma, «reniega del petróleo» y en Bolivia del dúo formado por Luis Arce y Evo Morales –el primero es un títere del segundo– en relación con las reservas, ampliamente inexplotadas, de gas y sobre todo de litio, materia crucial en la fabricación de teléfonos móviles, cuya gestión eficiente podría otorgar ventaja estratégica a los países que lo producen. Y no solo Bolivia.
Cuba, en cambio, se ha encargado de hundir los sectores en los que destacaba. Sin ir más lejos, la otrora potencia azucarera importa hoy la mayor parte del azúcar que consume. Una catástrofe que se explica por la desaparición de las centrales: 161 funcionaban hace una década, solo 34 hoy.
Las cifras las facilitó el economista Emilio Morales, y son solo un preludio de lo que el director de Havana Consulting Group llama «crisis sistémica», no meramente económica del castrismo, plasmada en la mayor crisis migratoria de su historia: «en los dos últimos años han abandonado la isla rumbo a Estados Unidos [sin incluir otros destinos] 450.000 persona, un 4,1 % de la población cubana».
Del total de salidas, destacan, asimismo, alrededor de 10.000 trabajadores del sector de la energía, es decir, de unas centrales eléctricas destruidas que, a día de hoy, provocan apagones de hasta doce horas diarias a lo largo y ancho de la isla. «Ya no vale el mantenimiento, hay que demoler».
Morales también se refirió al sector turístico y hostelero, ocupado solo al 19,6 %, contrariamente a la República Dominicana, que ha recuperado el ritmo anterior a la pandemia. Cuba sigue albergando a 117 hoteles que suman un total de 33.000 camas. Mas se encuentran en un estado lamentable.
Hasta el volumen de las remesas, enviadas por los cubanos exiliados a sus familiares de la isla, se han hundido. «Siguen siendo uno de los pilares que sostienen al país», admite Morales, pero «si en1993 sumaban 52.000 millones de dólares, en 2019 ya era de 3.200 y en 2022, de 2.000». Reflejo de un país que en nueve años ha perdido el 70 % de sus ingresos. «Lo único que queda en pie son las instituciones represoras». Por eso, la única cifra alentadora son las 3.400 protestas detectadas entre 2020 y 2022.
Fuente : EL DEBATE.-