Por : Alejandro A. Tagliavini*
Cuenta Martha Beck, de Bloomberg, que “el equipo económico del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, considera que Argentina, golpeada por una inflación en espiral y una sequía severa -aunque ya pasó-, pronto necesitará algún tipo de apoyo financiero adicional, según un funcionario del gobierno en Brasilia”.
El funcionario, que habría solicitado el anonimato, describió a Argentina como un socio regional que es demasiado grande para colapsar -un buen importador desde Brasil-, pero no lo suficientemente relevante en el escenario global para convencer al FMI o incluso a China de movilizar los recursos adicionales que el país necesita con urgencia. Lejos quedaron las épocas cuando la Argentina gobernada por la “oligarquía” figuraba entre los diez países más ricos del mundo, cuando era el segundo lugar preferido -después de EE.UU.- por los inmigrantes que pretendían hacerse “la América” desde la nada.
Por cierto, es increíble -habla muy mal de la capacidad intelectual y deductiva de los involucrados- que nadie advierta que el FMI, el BM y tantos otros organismos (multi) estatales vienen “ayudando” a la Argentina desde hace décadas y, sin embargo, el país está cada vez peor. Se me ocurre pensar -usando un poquito el sentido común y la capacidad racional- si ¿no será que, precisamente, el negocio del FMI y demás es financiar gobiernos inviables para que sigan necesitando de sus servicios? ¿No será que, como buenos organismos (multi) estatales son estatistas y, por tanto, promueven el agrandamiento de Estados a costa de los impuestos de los ciudadanos?
Después de todo, los burócratas que manejan estos organismos no son dueños del dinero involucrado y, por tanto, no les importa que se pierda, solo les interesa mantener sus “trabajos” y mejorar sus sueldos. El día que estos organismos desparezcan, no solo nos ahorremos el costo de estos burócratas (¿corruptos?) sino que los gobiernos a los que hoy “ayudan” se verán forzados a implementar programas económicos un poco más racionales. La alternativa, continúa Beck, según el funcionario brasilero sería buscar el apoyo de los gobiernos de Chile y Colombia, las otras dos grandes economías sudamericanas cuyos presidentes participaban en una cumbre organizada por Lula en la capital brasileña. Es decir, nada de racionalizar los hechos sino seguir abusando de los gastos de estos gobiernos que solventan sus empobrecidos ciudadanos.
Brasil aún no habría elaborado un plan para ayudar a Argentina, agregó el funcionario, y es poco probable que transfiera fondos directamente al país. Un portavoz del presidente de Argentina, habría dicho que el país nunca ha pedido un préstamo bilateral, pero que Brasil y Argentina comparten la misma perspectiva sobre la situación del país. Lula ha dicho que está trabajando activamente para ayudar a Buenos Aires a superar la crisis, o sea, seguir manteniendo políticos vagos y gastadores a costa de sus ciudadanos más pobres, ya que los ricos derivan los impuestos hacia abajo subiendo precios, bajando salarios, etc.
Lula también le pidió a su ministro de Finanzas, Fernando Haddad, que asista a una reunión del Nuevo Banco de Desarrollo, otro banco multi estatal de gobiernos BRICS que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, para presionar por formas alternativas de asistencia a Argentina. Haddad no pudo viajar a China, pero participó en la reunión de forma remota.
Los problemas económicos de Argentina están aumentando a medida que los precios al consumidor se disparan un 108,8% anual, lo que genera preocupaciones de que el país podría caer en una espiral de hiperinflación justo cuando se prepara para unas elecciones presidenciales cruciales en octubre. En tanto el BCRA elevó la tasa de interés de referencia al 97% logrando que el crédito sea inviable pero, a los políticos, no les parece surrealista que un país no tenga crédito. Mientras en BCRA sigue imprimiendo e importando billetes para financiar el gasto público -además de los impuestos asfixiantes- en lugar de declararse quebrado y vender las casi infinitas propiedades que posee el Estado.
Lo obvio, como el dólar para el gobierno cuesta la mitad de su costo real -en el mercado- no consigue que nadie le venda y tiene exceso de compradores. Así, desesperado por aumentar las reservas de divisas del BCRA, y evitar una “devaluación desordenada del peso” -gran ironía que este gobierno ultra desordenado quiera ser prolijo- el presidente envió al ministro de Economía, y una gran delegación -otra vez a cuenta de los ciudadanos más póbres- a China para negociar una línea de intercambio de divisas más grande con Beijing (a cambio de nada, eh, porque el gobierno comunista de China no tiene intereses escondidos, materiales ni de poder).
*Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini